El 29 de julio de hace 34 años se desprendió un carro del MatterHorn en el parque de diversiones porteño. El testimonio de la chica que sufrió heridas graves. El recuerdo de Roxana Alaimo, su amiga muerta, y cómo rehizo su vidaKarina Benítez tiene todavía los recuerdos y las heridas a flor de piel aunque hayan pasado 34 años. La mujer que ahora vive en Formosa junto a su pareja acompañaba en el carro del juego MatterHorn del Italpark a Roxana Alaimo ese domingo 29 de julio de 1990. Ella salvó su vida casi de milagro, pero su amiga Roxana murió al instante cuando fue despedida del juego y golpeó su cabeza contra el cemento muy cerca de las vallas a unos metros de otra de las atracciones del parque.
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Ese mediodía un grupo de chicos había salido desde villa Domínico rumbo a la Ciudad de Buenos Aires. Se tomaron el colectivo 33 luego de la misa dominical. Los chicos hacían el curso para la confirmación y todos iban al colegio San Vicente de Paul en el sur del conurbano. Viajaron sentados atrás y hacían chistes sobre el final de las vacaciones de invierno y a que juegos del Italpark iban a subir. Estaban ansiosos porque querían llegar para el mediodía. En ese momento había una hora de juegos gratis y querían aprovechar el tiempo.
Es la primera vez que Benítez accede a hablar con un medio de comunicación. “Sólo hablé con Pinky para la tele una entrevista muy corta, pero apenas había sucedido el hecho”. Luego llegaron más de tres décadas de silencio. En su memoria siempre guardará la voz de Roxana, su amiga y compinche del colegio y la escuela. Con el resto de sus compañeros comparte el dolor por el recuerdo. “Cada tanto nos escribimos por whatsapp para ver cómo estamos. y siempre algún mensajito para el 29 de julio, fecha del aniversario”.Entonces, les toca su turno y Karina se sentó junto a su amigo. Enseguida, llega Roxana y le pide cambiar de lugar. Arranca el juego y después de unos giros, Karina nota algo raro. “Vi como el operario se fue a hablar con un compañero a otro juego y dejó solo los controles -relata la chica-. Empezó a girar cada vez más rápido”. Segundos después, un ruido descolocó a las dos chicas. Un sonido que Karina tendrá por muchos años retumbando en su cabeza. “Sentí un efecto de látigo en la cabeza y me caí al suelo cuando se desprendió el carro. El MatterHorn siguió girando un par de vueltas más y los otros coches me pegaban en distintas partes del cuerpo. Cuando lo frenaron, no sé de donde saque fuerzas, porque estaba toda quebrada, pero me levanté y caminé hasta la ambulancia del parque que ya estaba en el lugar”.
El final de la alegría
Mientras los otros carros le golpeaban la espalda y la cabeza, Karina pudo ver algo que la terminó de destrozar. “Vi la cara de Karina con los ojos cerrados y tuve la sensación de que estaba muerte. Enseguida le taparon la cara con una manta y a mi me subieron a la ambulancia”, relata Benítez.
Karina fue internada en el Hospital Alemán. Allí le dieron 12 puntos en la frente, 5 en la ceja y otros 2 en la nariz. Además, tenía quebrada una pierna, el empeine y uno de sus brazos. Todo lo que narra Karina se reconstruyó en su memoria con el tiempo. Los primeros días era de shock. “La primera vez que me vi en un espejo no me reconocí -relata la chica-. Estaba toda hinchada, deformada y llena de moretones”. Según las pericias, Benítez recibió golpes en la totalidad de su cuerpo por los carros que pasaban e impactaban en sus piernas o cabeza. “Tenía una marca cada dos milímetros. Me dolía todo. Los primeros días sólo me daban un poco de paz los tranquilizantes”, recuerda.
