
Se ofreció el 4 de agosto de 2001, en el por entonces Chateau Carreras y en un irrespirable contexto sociopolítico. Fue un show de emociones mezcladas, que tuvo una trastienda agitada.Indio Solari, fotografiado durante el último show de Los Redondos, en agosto de 2001. Fue en Córdoba, en el por entonces Chateau Carreras. (La Voz/ Archivo)
24 años es un montón y nada. Todo depende de la estela despedida por el hecho que se produjo por entonces.
En el caso del show de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en el Chateau Carreras, ofrecido el sábado 4 de agosto de 2001, la distancia temporal se reduce a cero.
Fundamentalmente porque la banda mantiene su influjo y porque las sensaciones conseguidas en aquel momento, todas relacionadas con una felicidad atravesada por el estremecimiento, están lejos de apaciguarse.
Mucho menos cuando están afectadas por el dato duro de que fue el último acto de un proyecto que comenzó como un happening contracultural y que luego despuntó como un grupo de rock que catalizó como nadie nuestro devenir sociocultural de las últimas décadas.
Ya se lo dijo a La Voz Mariano del Mazo, autor de la biografía Fuimos Reyes: “Es estremecedor ver cómo en el ’85 cantaban ‘a brillar mi amor’ con una línea guitarrística muy luminosa; en los ’90, el lujo es vulgaridad; y ya con la Alianza cayéndose, ‘no da más la murga de los renegados’”.