
El cierre de listas ya es historia, pero lo acontecido en las últimas horas -como nunca antes, frente al desinterés casi generalizado de la ciudadanía sobre todos esos lenguajes- deja mucha tela para cortar. Como hecho saliente, debe consignarse que el 10 de diciembre próximo Mar del Plata tendría otro intendente. De ser elegido Guillermo Montenegro como senador provincial por La Libertad Avanza en los comicios a realizarse el 7 de septiembre, y habiendo anunciado en la misma noche del sábado su deseo de asumir -“con humildad y dejando todo tipo de comodidad de lado”, dejará inconcluso su mandato como jefe comunal, cargo que debería ejercer por dos años más. Y de hecho, cabe especular también con la posibilidad de, ante la necesidad de ser parte activa de la campaña política para “cambiar esta provincia y sacarla de las garras del kirchnerismo”, que pida algún tipo de licencia para poder dedicarse de lleno a su próximo objetivo político. “Lo de Montenegro es una especie de prelanzamiento de su candidatura a gobernador para dentro de dos años”, especulan incluso en sectores de su entorno, vaticinando una contundente victoria en septiembre en la quinta sección, lo que lo dejaría entre los candidateables de la oposición para suceder a Axel Kicillof en 2027.Cómo cae la decisión de Montenegro entre los marplatenses e incluso entre sus votantes, quienes le dieron la reelección hace dos años? Sólo el correr de los días permitirá visualizar con claridad el impacto de su audaz decisión. Porque, más allá de las palabras, las justificaciones, los posteos en redes sociales y las explicaciones, lo cierto es que Montenegro no deja de estar rompiendo un contrato con gran parte de la sociedad marplatense que lo eligió intendente para un nuevo período. Todo será distinto a partir de diciembre, o quizás antes, cuando el despacho principal de la comuna debería ser ocupado por el actual concejal Agustín Neme, representante del PRO, quien ocupó el primer lugar en la lista de candidatos a ediles cuando Montenegro fue reelecto en 2023. A partir de diciembre entonces, visto en perspectiva, se suman los interrogantes en cuanto a la relación de fuerzas y la gobernabilidad, tanto en el Ejecutivo como en el Concejo Deliberante, en virtud de que uno de los actores principales de la alianza gobernante, esa que se vendió como modelo a exportar, no forma parte de la flamante coalición labrada entre La Libertad Avanza y el PRO. El radicalismo, al menos en Mar del Plata y con el senador nacional Maximiliano Abad como referencia, no tendrá candidatos a legisladores provinciales, y en cuanto a los concejales, también va con una propuesta diferenciada a la de los libertarios.Dos años, en política claro está, es una eternidad, pero las fichas ya comenzaron a moverse de cara al 2027. La “casta”, diría el presidente, está más viva que nunca, y a juzgar por la oferta electoral que tendrán a disposición los bonaerenses, salvo contadísimas excepciones, lo que se ofrecerá será más de lo mismo. Si se quiere, el radicalismo intentó romper esa lógica con el lanzamiento de la candidatura a primera concejal, por un frente que se jugará mucho con su boleta corta, de la periodista Gabriela Azcoitia. “Quiero escuchar a los vecinos ahora para sumar”, reveló la colega en sus redes sociales en la tarde del sábado cuando se anunció su sorpresiva candidatura.El radicalismo pondrá toda la carne sobre el asador en la contienda de septiembre, porque será mucho lo que estará en juego. La candidatura de Ariel Martínez Bordaisco a concejal en segundo término -actual senador provincial- y el compromiso de los principales referentes de la UCR para que le pongan el cuerpo a la campaña evidencian que también los “boinas blancas” saben que no hay 2027 sin un buen 2025. Hoy el radicalismo es parte del gobierno. Hombres y mujeres de ese partido ocupan varias secretarías claves en el organigrama municipal. Allí hay más de una cuarentena de funcionarios municipales de extracción radical. En el Concejo, los ediles del radicalismo siempre votaron en coincidencia con el interés del Ejecutivo. Convertirse en una alternativa dependerá de las adhesiones que coseche en los comicios de septiembre. ¿Todo seguirá igual a partir del 10 de diciembre? “Se van a ir todos los radicales del gabinete municipal”, disparó en las últimas horas el exintendente de la UCR, Daniel Katz.
Quebrar la polarización entre libertarios y peronistas y rogar para que el porcentaje de electores que concurran a votar no caiga en forma estrepitosa como muchos vaticinan, será otro de los objetivos del radicalismo vernáculo en el futuro más inmediato.
En definitiva, en Mar del Plata, en paralelo, el 7 de septiembre habrá una competencia de hecho entre el kicillofismo (Pulti) y el kirchnerismo puro (Raverta), que en alianza con el massismo postula como cabeza de lista de ediles a Mariana Cuesta, actual jefa del bloque de Unión por la Patria en el Concejo a quien secundará el hoy senador provincial Pablo Obeid, además de Solange Flores y Nora Estrada, en los primeros lugares. Un dato curioso que debería subsanarse en las próximas horas es que ambas listas tienen un candidato común: Raúl Calamante, coordinador regional del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, quedó al mismo tiempo en el 3er puesto de la lista de Pulti y en el 4to de la de Cuesta. Calamante anunció en la red X su pertenencia a la lista de Pulti y dijo que “elegía creer” que su aparición en la nómina adversaria responde a “una confusión”. La nómina de Acción Marplatense lleva en el segundo puesto a Melisa Centurión, a Calamante en el tercero, a Natalín Giovanetoni en el cuarto y a Santiago Gutiérrez, quien se refiere en Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas de Kicillof, en el quinto lugar. “Incómodo será el rol del gobernador Kicillof cuando visite Mar del Plata en campaña. A la hora del balance debería decirse que La Cámpora logró imponer más candidatos, pero Kicillof se quedó con los de mayor peso”, graficaba veterano operador político desde La Plata.
En cuanto a Raverta, en su carácter de candidata a senadora provincial, volverá a verse cara a cara con Montenegro en una elección. El clásico marplatense se trasladará a la región. En 2019, Montenegro se convirtió en jefe comunal (40,23%). En esa oportunidad venció a Raverta por menos de 10 mil votos en una de las elecciones más reñidas desde el regreso de la democracia. En 2023 volvió a imponerse (41%), esta vez con una diferencia cercana al 5% y unos 20 mil votos. Se viene la tercera, que en el campamento “ravertista” esperan sea la vencida.