
Tras el ACV que sufrió la exboxeadora, especialistas evalúan el alcance del daño; una médica explica la etapa crucial que atraviesa y las posibles secuelasAlejandra “Locomotora” Oliveras permanece internada en el Hospital Cullen de Santa Fe tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). El jefe de terapia intensiva, Néstor Carrizo, informó que el daño cerebral causado por el ACV es irreversible en el área afectada. Sin embargo, la neuróloga Daiana Dossi, jefa del servicio de neurología en Fleni, aportó una mirada cautelosa y esperanzadora sobre la situación.¿Qué significa la “fase de lucha por sobrevivir” en el caso de Locomotora Oliveras?
Según Daiana Dossi, “Alejandra entró en la fase en la que lucha por sobrevivir”. La neuróloga explicó en LN+ que en estos casos es prematuro hablar de irreversibilidad. “En estos casos tratamos de no nombrar la palabra irreversible; es muy pronto”, aseguró. Dossi enfatizó que, una vez superada esta etapa crítica, comenzará el proceso de rehabilitación.Qué secuelas podría enfrentar “Locomotora” tras el ACV?
La neuróloga advirtió que las secuelas dependerán del proceso de rehabilitación. “Lo de Alejandra fue un ACV extenso, y este tipo de cuadros compromete la visión, la sensibilidad y la fuerza. Es un cuadro grave y con consecuencias muy severas”, subrayó.Dossi enumeró las posibles secuelas que podría sufrir “Locomotora”: “Podría quedarle comprometido todo el sector izquierdo respecto a la movilidad, la simetría del rostro y la pérdida de visión”. Además, señaló que “en la mayoría de los casos, los accidentes cerebrovasculares traen aparejados un compromiso cognitivo, donde muchos pacientes tienen dificultad para memorizar cosas o para comprender la situación en la que se encuentran”.
¿Cómo es el proceso de rehabilitación tras un ACV?
Dossi explicó que “este tipo de ACV no se puede subsanar con medicación”. Sí o sí es necesaria una rehabilitación que involucre terapia ocupacional y kinesiología”, apuntó. Además, detalló el proceso que se sigue tras un ACV: “Imagínense el cráneo como una caja cerrada. Cuando ocurre un ACV se tapa una arteria y eso genera un edema; ese edema hace que el cerebro se inflame, como cuando uno se golpea, entonces el cerebro se expande y empieza a dañar tejidos”.
“Entonces el tratamiento tiene como objetivo evitar que el paciente se muera, para lo cual se quita un pedacito de hueso del cráneo y eso hace que el cerebro se expanda, evitando así las complicaciones”, agregó Dossi. Posteriormente, “luego de dos o tres meses, se vuelve a poner el hueso o una placa y se restaura”.