
A inicios de abril de 2025, lluvias extremas causaron inundaciones históricas en el centro de EE. UU., dejando severos daños y resaltando la urgencia de adaptarse al cambio climático.
Entre el 2 y el 7 de abril de 2025, un sistema de tormentas lento descargó lluvias intensas sobre las cuencas de los ríos Tennessee, Ohio y Misisipi. Algunas zonas recibieron hasta 40 centímetros de agua, lo que provocó inundaciones repentinas, desbordamientos fluviales y niveles récord en múltiples localidades afectadas.La emergencia rebasó la infraestructura local: en Kentucky se cerraron más de 500 caminos por inundaciones y deslaves. En Tennessee, se ordenaron evacuaciones obligatorias. Además, la famosa destilería Buffalo Trace tuvo que suspender operaciones por la inundación causada por el desbordamiento del río Kentucky en Frankfort.
La Guardia Nacional y la policía estatal actuaron rápidamente para proteger a la población. Aunque las lluvias cesaron, los ríos siguieron creciendo debido a la saturación del suelo. El peligro no desapareció de inmediato, y las autoridades advirtieron que podrían ocurrir nuevas afectaciones en los días posteriores al evento principal.
El papel de los ríos atmosféricos
El origen de esta lluvia inusual fue un río atmosférico. Cuando este aire húmedo se enfría, el vapor se condensa en lluvias torrenciales. Estos fenómenos son naturales, pero su intensidad crece por el cambio climático.
Un río atmosférico es una franja de humedad intensa que transporta vapor desde los trópicos hasta tierra firme.
Los ríos atmosféricos funcionan como ríos en el cielo: corrientes en chorro llevan vapor de agua desde los océanos tropicales. Al ascender y enfriarse, este vapor se transforma en lluvias o nevadas intensas. Aunque útiles para reponer agua, los más fuertes pueden causar inundaciones, deslaves, daños estructurales e incluso muertes.