
Según el último parte médico, tampoco hoy tuvo crisis respiratorias, algunos exámenes de laboratorio han mejorado, la leve insuficiencia renal no preocupa y continúa con oxígeno a través de cánulas nasales, pero con flujos reducidos; retomó su actividad laboral y llamó a la parroquia de Gaza “leve mejora”
“Las condiciones clínicas del Santo Padre, aún críticas, demuestran una leve mejora”, indicó el parte, que fue difundido poco después de las 18.30, y que destacó, por otro lado, que por segundo día consecutivo, también este lunes “no se han verificado episodios de crisis respiratorias asmáticas”. Otras señales positivas fueron que “algunos exámenes de laboratorio han mejorado”, que “el monitoreo de la leve insuficiencia renal no despierta preocupación” y que “la oxigenoterapia continúa, aunque con flujos y porcentaje de oxígeno ligeramente reducidos”.
“Los médicos, considerando la complejidad del cuadro clínico, en vía prudencial aún no deciden sobre el pronóstico”, añadieron. Y hablaron de una jornada evidentemente mucho mejor que las de los últimos dos días: “por la mañana recibió la Eucaristía, mientras que por la tarde retomó sus actividades de trabajo” y más tarde “llamó al párroco de la parroquia de Gaza para expresarle su cercanía paternal”, precisó, refiriéndose al sacerdote argentino Gabriel Romanelli, al que viene llamando religiosamente desde hace más de 15 meses. “El Papa Francisco agradece a todo el pueblo de Dios que se ha reunido en los últimos días para orar por su salud”, concluyó el parte.
Ya por la mañana se había percibido una situación más tranquila, dentro de un cuadro de todos modos complejo. “La noche ha transcurrido bien, el Papa ha dormido y está descansando”, hizo saber su vocero papal, Matteo Bruni, como siempre pasadas las 8 de la mañana locales. Más tarde, fuentes del Vaticano dijeron que se había despertado, que seguía con su terapia y que estaba de “buen humor”.
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En medio de un clima de alarma mundial, la información nuevamente aplacó la tensión, rumores y versiones incontroladas sobre la salud del Pontífice, internado desde el 14 de febrero con una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral que implicó varias otras complicaciones y un cuadro clínico complejo. Las mismas fuentes dijeron que el Papa, como trascendió en los últimos días, se levanta, se sienta en un sillón, se alimenta normalmente y “no tiene dolor”, en relación a ese “sufrimiento” revelado en la jornada del sábado, la peor hasta ahora, cuando tuvo una crisis respiratoria asmática prolongada.
El boletín médico de ayer, si bien había indicado que las condiciones seguían siendo críticas, había indicado que el Papa ya no había tenido más crisis respiratorias, como la del último sábado por la mañana, que había disparado una alarma global. Aunque había revelado “una insuficiencia renal inicial leve”, aunque bajo control, después de las dos transfusiones del sábado.
El papa Francisco, en su llegada a una asamblea general en la plaza San Pedro, en marzo de 2023
El papa Francisco, en su llegada a una asamblea general en la plaza San Pedro, en marzo de 2023
ANDREAS SOLARO – AFP
“El Santo Padre continúa vigilante y bien orientado. La complejidad del cuadro clínico y la necesaria espera a que las terapias farmacológicas proporcionen alguna retroalimentación requieren que el pronóstico permanezca reservado”, siguió el parte de ayer. “Durante la mañana, en el apartamento habilitado en el décimo piso, participó de la santa misa, junto a quienes lo están cuidando durante estos días de hospitalización”, concluyó.
Fuentes del Vaticano, que se mostraron más distendidas y menos alarmadas que el sábado, confirmaron de todos modos que el Papa no está fuera de peligro y que hace falta tiempo para ver cómo evoluciona ante los tratamientos en curso. Los próximos días serán cruciales.
En este marco, a partir de esta noche los cardenales residente en Roma, con todos los colaboradores de la curia romana y la diócesis de Roma, “interpretando los sentimientos del pueblo de Dios”, se reunirán en la Plaza de San Pedro a las 21 locales para recitar un Santo Rosario por la salud del Santo Padre, anunció la Sala de Prensa del Vaticano. La oración de este lunes será presidida por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado y número dos de Francisco, de 70 años y considerado uno de los “papabili”.
“Es una forma de manifestar la cercanía al Papa y a todos los enfermos y no quiere decir que se hayan agravado las condiciones de salud”, aclararon fuentes vaticanas.
Anoche Annalisa Bilotta, médica del hospital internacional Salvator Mundi de esta capital, consultada por LA NACION acerca del último parte médico, destacó que el cuadro general “parece un poquito mejor que el de ayer (sábado), aunque se mantiene un pronóstico reservado porque sigue en condiciones críticas, a la espera que las terapias médicas vayan evolucionando”. El Papa no tuvo más crisis respiratorias y eso es una buena noticia. Después de las transfusiones de ayer, la hemoglobina subió, tiene un mejor valor, lo cual indica que la anemia también, pero las plaquetas siguen siendo iguales y, por otro lado, apareció una ‘leve e inicial’ insuficiencia renal, que no creo que sea preocupante”, agregó.
El parte médico del sábado había vuelto a despertar una alarma global por un agravamiento de su cuadro, ocho días después de ingresar al policlínico Gemelli por una bronquitis que derivó en una neumonía bilateral. El pronóstico pasó a ser reservado después de haber presentado una crisis respiratoria asmática durante la mañana. “Las condiciones del Santo Padre siguen siendo críticas, por lo que, como se explicó ayer (viernes), el Papa no está fuera de peligro”, indicó el parte. “Esta mañana (sábado), el Papa Francisco presentó una crisis respiratoria asmática prolongada, que requirió además la aplicación de alto flujo de oxígeno”, precisaron los médicos. “Los análisis de sangre de este sábado también evidenciaron trombocitopenia, asociada a anemia, que requirió la administración de transfusiones de sangre”, agregaron. “El Santo Padre sigue atento y pasó el día en su sillón aunque sentía más dolores que ayer (viernes). De momento el pronóstico es reservado”, concluyó el texto.
Fiel reflejo de la inmensa preocupación por las condiciones del Papa, ayer el cardenal Baldassare Reina, vicario de Roma, convocó a todos los fieles a una misa en la Basílica de San Juan de Letrán para elevar nuestra súplica para el Santo Padre, “para que lo sostenga con su gracia y lo llene de la fuerza necesaria para atravesar este momento difícil”.
Una mujer deja un rosario junto a velas adornadas con la imagen del papa Francisco, en el exterior del hospital Agostino Gemelli de Roma, donde el pontífice argentino está siendo tratado por una neumonía, en Roma, el 22 de febrero de 2025, (AP Foto/Gregorio Borgia)
Una mujer deja un rosario junto a velas adornadas con la imagen del papa Francisco, en el exterior del hospital Agostino Gemelli de Roma, donde el pontífice argentino está siendo tratado por una neumonía, en Roma, el 22 de febrero de 2025, (AP Foto/Gregorio Borgia)
Gregorio Borgia – AP
En forma similar se expresó monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelizació que, como ya se había anunciado, reemplazó al Papa en la misa para el Jubileo de los Diáconos que se celebró en la Basílica de San Pedro. En un clima de aprensión, marcado por la ausencia del máximo jefe de la Iglesia católica, Fisichella, que leyó la homilía que había sido preparada para la ocasión por Francisco, aseguró que “Papa Francisco, aunque en una cama de hospital, lo sentimos cerca de nosotros, presente en medio de nosotros”. “Este momento nos obliga a hacer aún más intensa nuestra oración para que el Señor lo asista en el momento de dificultad y de la enfermedad”, añadió.
En línea, el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bologna y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, presidió anoche un rosario en la Iglesia de San Domenico. “Queremos estar cerca del Santo Padre, pidiéndole al Señor de sostenerlo en este momento de sufrimiento, para que encuentro alivio y pueda recuperarse lo más pronto posible”, explicó Zuppi, considerado uno de los candidatos papables. “Es un modo concreto para renovarle nuestra cercanía y el afecto de las comunidades eclesiales italianas, que desde hace días han intensificado sus oraciones”, añadió.
En el hospital Gemelli, donde siguen llegando periodistas y camarógrafos de todo el mundo para cubrir esta dramática hospitalización -que se prolongará al menos una semana más-, también se veían este domingo muchas más personas rezando por la salud del papa Francisco, delante de la gran estatua de uno de sus predecesores, san Juan Pablo II, que allí estuvo internado al menos diez veces.
Velas y una foto del papa Francisco se ven frente al Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el sábado 22 de febrero de 2025, donde el pontífice está hospitalizado desde el viernes 14 de febrero
Velas y una foto del papa Francisco se ven frente al Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el sábado 22 de febrero de 2025, donde el pontífice está hospitalizado desde el viernes 14 de febrero
Alessandra Tarantino – AP
Ya anteayer fuentes del Vaticano intentaron bajar la alarma, destacando que, en verdad, ya el viernes el cirujano Sergio Alfieri, en una conferencia de prensa para explicar la situación del pontífice, había dicho claramente que Francisco no estaba fuera de peligro y que, visto el cuadro complejo del Papa, que tiene una neumonía bilateral que se suma a la bronquitis, era muy probable que pudiera haber situaciones de descompensación.
Subrayaron, por otro lado, que las transfusiones de sangre tuvieron que ver con falta de plaquetas y que los especialistas no están hablando de sepsis. El viernes, en efecto, cuando se le preguntó a los médicos del Papa cuál era su mayor temor, explicaron que el riesgo más importante para su paciente ilustre es una sepsis (septicemia), situación que podría darse si “los gérmenes que se encuentran en sus pulmones llegan a pasar a la sangre. Pero la situación que el Pontífice está atravesando no tiene que ver con esto, indicaron, al aclarar que, más allá de estas crisis, está siguiendo adelante con la terapia prevista -basada en diversos fármacos-, para superar las infecciones.
Las fuentes dijeron, además, que el ex arzobispo de Buenos Aires, que fue internado el 14 de febrero pasado y que se estima que deberá permanecer al menos una semana más, durante la jornada pudo alimentarse normalmente. Aunque, admitieron que, tal como indicó el comunicado, pasó un día difícil, evidentemente sin actividades de trabajo como habían señalado en días anteriores. Pero siempre “atento”, alerta, tal como indicó el parte que, como subrayó el doctor Alfieri en la víspera, “no quieren nunca ocultar nada, sino siempre decir la verdad, por voluntad del propio Papa”.
El papa Francisco celebra la misa por el Jubileo de las Fuerzas Armadas en la Plaza de San Pedro
El papa Francisco celebra la misa por el Jubileo de las Fuerzas Armadas en la Plaza de San Pedro
Vatican Media – IPA via ZUMA Press
Antecedentes
Se trata de la cuarta internación del papa Francisco en el hospital Gemelli, policlínico universitario católico donde los papas siempre tuvieron un departamento o suite en el décimo piso, que comparte con otros sectores, entre ellos, el departamento de pediatría oncológica. En todas sus internaciones, de hecho, siempre el Papa terminó yendo a saludar a sus pequeños vecinos enfermos, que suelen enviarle dibujos, como los que difundió el Vaticano hace unos días. Todos recuerdan que cuando fue dado de alta después de otra neumonía, en abril de 2023, les llevó a los niños huevos de Pascua, chocolates y caramelos y hasta bautizó a un niño.
La primera internación del papa Francisco fue el 4 de julio de 2021, por una diverticulitis. Fue operado esa primera vez por Alfieri, cirujano con quien evidentemente comenzó a tener una relación especial, que, como él mismo contó, le sacó 33 centímetros de intestino. Volvió a ser operado siempre por este médico en junio de 2023.
El papa Francisco sale del Policlínico Universitario Agostino Gemelli en Roma, el viernes 16 de junio de 2023, nueve días después de someterse a una cirugía abdominal
El papa Francisco sale del Policlínico Universitario Agostino Gemelli en Roma, el viernes 16 de junio de 2023, nueve días después de someterse a una cirugía abdominal
Cecilia Fabiano – LaPresse
Con una edad ya avanzada y su determinación a trabajar a un ritmo imposible -sin descansar jamás ni tomarse verdaderas vacaciones-, su estado de salud, ya marcado por un problema de rodillas por el que en mayo de 2022 comenzó a utilizar una silla de ruedas, fue deteriorándose. Más allá de sumar más peso por la falta de movimiento, en los últimos inviernos su bronquitis crónica y una debilidad pulmonar que se remonta a cuando a los 21 años casi se muere por una neumonía -y luego, en una operación, le extirparon el lóbulo superior derecho de un pulmón-, ya lo habían obligado a suspender algunas audiencias, interrumpir discursos y cancelar un viaje a Dubai para una cumbre del cambio climático. Pese a ello, no bajaba su ritmo de trabajo, con audiencias todos los días en el Palacio Apostólico recibiendo jefes de Estado y de gobierno, autoridades y obispos de todo el mundo.
En diciembre y enero pasado, también había tenido dos caídas que habían causado aprensión: el 7 de diciembre pasado había aparecido con un moretón bastante grande en su mentón por haberse golpeado con la mesa de luz en su habitación, al levantarse. A mediados de enero, otra caída hizo que tuvieran que inmovilizarle el brazo por unos días, que se había lesionado pero no quebrado.
Una internación larga
Después de arrastrar una bronquitis desde principios de este mes que le hinchó el rostro por los corticoides utilizados y que en varias ocasiones le impidió seguir leyendo sus catequesis porque le faltaba el aire, y desoyendo los consejos de quienes le decían que debía internarse, el domingo 9 de febrero el Papa presidió una misa al aire libre para el Jubileo de las Fuerzas Armadas. Entonces públicamente explicó que, por “dificultades de respiración”, iba a darle a leer su sermón a un colaborador. Hubo un fuerte aplauso en la Plaza de San Pedro, donde había más de 30.000 personas contentas que Francisco estuviera presente, mientras soplaba un viento frío que le hizo volar su solideo.
El Papa, que se veía que no se sentía bien, terminada la misa no saludó a nadie, pese a que había autoridades, ni se subió al papamóvil a dar vueltas, sino que regresó enseguida a Santa Marta. Pero pese a haber tomado frío, tampoco se detuvo y en la semana siguiente siguió con su agenda. El viernes 14 de febrero, después de recibir en audiencia en Santa Marta a cuatro personas y un grupo, su cuerpo le dijo “basta”. Y, aunque no de urgencia, fue llevado al policlínico Gemelli para curarse lo que en un primer parte médico fue llamada una infección de las vías respiratorias; ese día sus condiciones fueron consideradas “discretas” y dijeron que presentaba “un leve estado febril”.
Una monja reza en el Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el viernes 21 de febrero de 2025, donde el pontífice se encuentra hospitalizado desde el viernes 14 de febrero
Una monja reza en el Policlínico Agostino Gemelli, en Roma, el viernes 21 de febrero de 2025, donde el pontífice se encuentra hospitalizado desde el viernes 14 de febrero
Alessandra Tarantino – AP
El sábado y domingo fue sometido a diversos análisis, sin sobresaltos. Fue el lunes que la situación se agravó: el parte por primera vez habló de un cuadro clínico “complejo” que iba a requerir una “hospitalización adecuada”, es decir, una internación larga. Además, se reveló la existencia de una “infección polimicrobiana de las vías respiratorias”. El martes, después de una tomografía computada, el parte hizo saber que tenía una neumonía bilateral, algo grave en una persona de 88 años. En una suerte de montaña rusa, el miércoles las cosas parecieron estar mejor porque el Papa recibió la visita de la primera ministra, Giorgia Meloni, que hizo saber que lo había visto “reactivo y atento” y de buen humor. El parte hizo saber que sus condiciones clínicas eran estacionarias y que unos análisis de sangre habían dado señales de una leve mejora, en especial de los índices inflamatorios. El jueves, parecía seguir todo bien: el parte habló de “condiciones clínicas en leve mejora”, señaló que el Papa no tenía fiebre y que los parámetros “hemodinámicos” seguían siendo estables, lo que indicaba que el corazón estaba aguantando la terapia.
El viernes no hubo parte sino la conferencia de prensa del doctor Alfieri, que hizo entender que la situación seguía siendo crítica porque el Papa aún no estaba “fuera de peligro”, como se confirmó este sábado, cuando volvió a dispararse la alarma en todo el mundo.
Por Elisabetta Piqué
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