
Javier Milei leyó un extenso discurso sobre Argentina como un “caso de negocio”, mientras afuera, manifestantes reclamaban por el financiamiento universitario.Yo vengo desde los 90 y sólo Menem convocaba de esta forma», comentaba entre empujones y mucho ruido uno de los mil empresarios que se quedó a escuchar a Javier Milei al cierre de la edición número 60ª del Coloquio de IDEA, «cuando hablaba Menem no volaba ni una mosca, iba y venía por el escenario, era un show». Las expectativas de show se desinflaron al rato, cuando ya adentro del salón un presidente con tono moderado – más allá de algún insulto gordofóbico o a los «econochantas mandriles- leyó durante más de una hora un discurso sobre el «excelente caso de negocios de Argentina» a un público que, igual, se la hizo fácil.
«Era importante hacer el ajuste durante vacaciones, para que la gente no se enterara tanto de lo que estaba ocurriendo», leía Javier Milei ante el auditorio que a pesar de la longitud y el mono tono – alguno hasta reconoció haberlo dejado de escuchar por momentos-, se rió y aplaudió cuando tenía que hacerlo. Es que los chistes también eran leídos, y acompañados de un segundo de pausa a la espera de la ovación. Mientras tanto en la calle, la comunidad universitaria local aprovechó su presencia para recordarle a Javier Milei que no era bienvenido para todos: varias columnas de estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) marcharon lo más cerca del Sheraton que el enorme operativo de seguridad lo permitía, para exigirle que garantice el financiamiento universitario.Lo que hasta el viernes era un paisaje normal para los casi mil inscriptos, con combis yendo y viniendo entre el Hotel Sheraton y el NH Provincial -donde se alojan muchos de los asistentes-; y con fácil acceso al salón de conferencias, comenzó a enrarecerse. Primero con un mensaje, «hay combis hasta las 10,30», «nose si puede pasar la prensa», después las vallas, después el cacheo policial cada vez que se ingresaba al salón con el objetivo de evitar que le llegaran al presidente los manifestantes con carteles que gritaban «Al que hay que echar es a Milei», «Milei, repudiamos la destrucción del Estado” y “Con el hambre de los jubilados no se negocia”.