
La actriz, que brilla en el teatro con la obra Perdidamente y recorre las salas del país, se refirió a la relación nula con su cuñadoIliana Calabró se encuentra en un momento de plenitud en su carrera teatral, mientras recorre el país con la exitosa obra Perdidamente, dirigida por José María Muscari. La pieza, que aborda el deterioro cognitivo de una jueza de la Nación, caló hondo en la audiencia, agotando entradas en cada ciudad donde se presenta. “¿No es increíble? Salimos de gira y ya teníamos las plazas vendidas, ¡antes de salir de Buenos Aires!”.
En una charla con Pablo Montagna para su ciclo Pasa Montagna (Radio Rivadavia) la actriz que sube a las tablas con figuras de la talla de Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer y Mirta Wons destacó que la obra no solo es una comedia, sino también un viaje emocional que aborda temas profundos desde la desdramatización. La intérprete lo describe como “un festival de emociones”, donde la gente ríe, llora y reflexiona.
“La mejor forma de enfrentar temas tan duros es con humor”, aseguró, al señalar que la empatía del público con la historia es tal, que muchos comparten experiencias personales tras ver la función. “Nos cuentan sus historias, cómo se ven reflejados en los personajes, ya sea por el Alzheimer, un accidente cerebrovascular o el cambio de roles cuando los hijos comienzan a cuidar de los padres”, expresó, al reconocer el impacto que tiene la obra.
A la vez, recordó que tras su debut hace más de tres años en la calle Corrientes, la obra mantiene su esencia intacta, está “a punto caramelo”. La escenografía, el vestuario y la puesta en escena original acompañan este recorrido por todo el país que consolidó a Iliana como una de las figuras más queridas del teatro argentino. “Es una obra que se aggiorna, que va atravesando las épocas, los momentos de nuestro país. Porque como todas las obras de Muscari, si bien el el tema que es el deterioro cognitivo de esta jueza de la Nación y que reúne a su círculo íntimo para que la acompañe cuando ella ya no esté en esa brillantez que la caracteriza como líder de grupo, sirve de trampolín para que se hablen y se planteen diferencias culturales, ideológicas, enfrentamientos y relaciones familiares, relaciones de amistad, intereses creados. Termina siendo como una hoguera de vanidades y una obra que la cierra el espectador, cada uno la cierra con su propio recorrido y con su historia”