
David Gilmour ha afirmado que no volvería “de ninguna forma” a tocar con su ex-compañero de Pink Floyd, Roger Waters.
En una nueva entrevista con The Guardian (vía NME), el cantautor, que ahora presenta su nuevo disco, ‘Luck & Strange’, se negó a reunirse con Waters: «En absoluto. Tiendo a alejarme de las personas que apoyan activamente a dictadores genocidas y autocráticos como Putin y Maduro”.
«Nada me haría compartir escenario con alguien que piensa que ese trato a las mujeres y a la comunidad LGBT están bien. Por otro lado, me encantaría volver a subir a un escenario con [el difunto teclista de Pink Floyd] Rick Wright, que fue una de las personas más amables y dotadas musicalmente que he conocido».
Ambos músicos llevan años manteniendo una tensa relación en la que el cruze de declaraciones no es algo extraño.
Este mismo año, Gilmour, apoyaba las declaraciones de su esposa, Polly Samson, afirmando que Waters era “un anti-semita hasta lo más profundo de su podrido ser”.
«También un apologista de Putin y un mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, sincronizador labial, misógino, enfermo de envidia, megalómano. Basta de tonterías». Gilmour volvió a compartir el tuit de Samson, añadiendo que «cada palabra es demostrablemente cierta».Waters, por su parte, publicó una respuesta en la que describía los comentarios de Samson como “incendiarios e imprecisos” y continuó diciendo que “los refuta al completo”. El músico también afirmó que buscaría asesoramiento legal respecto a los mensajes, aunque no llegó a producirse ningún movimiento a este respecto.
Todo esto sucede en la semana en la que se ha confirmado que Pink Floyd ha vendido su catálogo y derechos a Sony por la friolera de 400 millones de euros. La negociación no habría estado exenta de problemas, pero por fin habría dado sus frutos.