
El manejo de los tiempos en la política alimentaria de Capital Humano parece sumar un nuevo revés. Así como las fechas de vencimiento en los alimentos acopiados dentro de los galpones aceleraron una crisis política dentro de la cartera que dirige Sandra Pettovello, el peso de la inflación enciende nuevas dudas sobre la eficacia del ministerio en la administración de fondos públicos multimillonarios.
Para optimizar los tiempos y transparentar los procesos, el Ministerio de Capital Humano tercerizó la compra de comida en dos organismos internacionales a los que transfirió cerca de $21.000 millones. A la fecha, estas organizaciones gastaron menos del 20% de ese dinero y sobre el 80% restante, estacionado fuera de las arcas del Estado, existen varias dudas y una certeza: el golpe inflacionario redujo significativamente el poder de compra de eso recursos., se perdieron, por lo menos, 890 millones de pesos. Recursos congelados que queman.
Esta merma en el poder de compra, estimada por este medio junto a economistas, es el costo que la inflación le hace pagar al Gobierno por la tercerización de una compra de alimentos que todavía está en curso y cuyo desenlace hoy es una gran incógnita.
La historia comenzó el 8 de febrero cuando el megaministerio de Pettovello firmó convenios con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). “Estos convenios asegurarán que los procesos de compra se realicen bajo estándares de transparencia y rendición de cuentas, mejorando significativamente la eficacia y la integridad en la distribución de alimento” a los sectores más vulnerables de la sociedad”, indicó el comunicado oficial.